
Uno de los grandes atractivos de los vehículos eléctricos (VE), más allá de su nulo nivel de emisiones locales y su conducción silenciosa, es la promesa de un Mantenimiento significativamente menor en comparación con sus competidores con motores de combustión interna.
La falta de un motor térmico sofisticado, incluyendo sus aceites, filtros y sistemas de expulsión, facilita considerablemente las revisiones regulares. Sin embargo, esto ha llevado a un mito común: la creencia de que los coches eléctricos están completamente libres de fluidos y, por lo tanto, exentos de las revisiones asociadas. La realidad es más matizada. Si bien es cierto que se eliminan muchos líquidos tradicionales, los VE dependen de fluidos específicos y cruciales para su correcto funcionamiento y longevidad, especialmente para la gestión térmica de la batería y la lubricación de ciertos componentes.
Este artículo desentraña los mitos y realidades sobre los fluidos en los coches eléctricos, detallando cuáles son esenciales, cuál es su función y, lo más importante, cuándo y cómo deben revisarse y reemplazarse. Abordaremos el papel vital del líquido refrigerante de la batería, la necesidad continua del líquido de frenos y la existencia de lubricantes específicos para la transmisión. Además, investigaremos la relación entre el mantenimiento de estos fluidos y elementos esenciales como la reparación de la batería de un vehículo eléctrico y la posible reemplazo del módulo de batería de coche eléctrico.
Mitos y realidades: ¿Necesitan líquidos los coches eléctricos?

El principal mito es que los VE no necesitan líquidos. Esto es falso. Si bien se despiden del aceite del motor, el líquido de la transmisión automática convencional o el refrigerante del motor de combustión, introducen o mantienen otros fluidos igualmente importantes. Un vehículo de combustión puede contener alrededor de 18 litros de diversos fluidos, mientras que un eléctrico típico maneja entre 8 y 9 litros. La diferencia radica en la naturaleza y función de estos líquidos.
La realidad es que los VE requieren:
- Líquido refrigerante para la batería: Quizás el fluido más crítico y específico de los VE.
- Líquido de frenos: Similar al de los coches convencionales, aunque con menor desgaste.
- Lubricante para la transmisión/reductora: Diferente al aceite de transmisión tradicional.
- Líquido limpiaparabrisas: Idéntico al de cualquier otro vehículo.
Entender la función y los requisitos de mantenimiento de cada uno es fundamental para asegurar el rendimiento y la seguridad del vehículo a largo plazo.
El líquido refrigerante de la batería: El Guardián de la Autonomía y la Vida Útil

La batería es el componente más caro y vital de un coche eléctrico. Su rendimiento y vida útil dependen enormemente de operar dentro de un rango de temperatura óptimo, generalmente entre 5°C y 45°C. Las temperaturas extremas, tanto altas como bajas, pueden degradar las celdas prematuramente, reducir la capacidad de carga y descarga, y afectar la autonomía. Aquí es donde el líquido refrigerante juega un papel insustituible.
Este fluido, a diferencia del anticongelante de los motores térmicos, suele ser un aceite dieléctrico. Esto implica que no conduce la electricidad, una característica crucial, ya que se propaga por canales muy finos dentro o alrededor de los módulos de la batería, en cercanía estrecha a componentes de alto voltaje. Su función principal es absorber el calor generado por las celdas durante la carga y descarga (especialmente en cargas rápidas o conducción exigente) y disiparlo a través de un radiador, similar al de un coche convencional. En muchos VE modernos, este sistema se integra con una bomba de calor, permitiendo que el calor residual de la La batería se utiliza de forma eficiente para controlar el clima del habitáculo, mejorando la eficiencia energética general.
El mantenimiento del sistema de refrigeración de la batería es crucial. Un nivel bajo o un líquido degradado pueden llevar a un sobrecalentamiento, afectando gravemente la salud de la batería. Aunque los intervalos de cambio varían significativamente entre fabricantes (desde los 30.000 km en algunas normativas asiáticas hasta los 120.000-170.000 km o incluso más recomendados en Europa), es vital seguir las especificaciones del fabricante. Ignorar el mantenimiento del refrigerante puede, en casos extremos, contribuir a fallos que requieran una costosa reparación de batería de coche eléctrico o incluso la sustitución del módulo de batería de coche eléctrico afectado por el estrés térmico.
Frenos Líquido: Un Anciano Conocido con Poco Trabajo Un Viejo Conocido con Poco Trabajo

El sistema de frenado hidráulico sigue siendo un estándar en los coches eléctricos por razones de seguridad y rendimiento. Así pues, el líquido de frenos continúa siendo indispensable. Su función es transmitir la presión desde el pedal hasta las pinzas de freno, accionando las pastillas contra los discos. Las propiedades higroscópicas (tendencia a absorber humedad) del líquido de frenos no cambian, y la humedad absorbida reduce su punto de ebullición, lo que puede comprometer la eficacia del frenado en situaciones exigentes.
No obstante, en los Vehículos Eléctricos, el sistema de frenado hidráulico opera significativamente menos que en un vehículo de combustión. Esto se debe al frenado regenerativo, Donde el motor eléctrico actúa como generador al desacelerar, creando una resistencia que frena el vehículo y recupera energía. En muchas situaciones de conducción normal, la mayor parte de la deceleración la realiza el sistema regenerativo, utilizando los frenos de fricción solo para detener completamente el vehículo o en frenadas más intensas.
Este menor uso de los frenos de fricción reduce el desgaste de pastillas y discos, pero no elimina la necesidad de mantener el líquido de frenos. La recomendación general sigue siendo revisar su nivel periódicamente y sustituirlo cada dos años aproximadamente, o según indique el fabricante, para prevenir la corrosión del sistema y asegurar una respuesta de frenado óptima en cualquier circunstancia.
Lubricantes Específicos para la Transmisión Eléctrica

A pesar de que los motores eléctricos no requieren de lubricación interna como los de combustión, sí necesitan de lubricación en la transmisión o, más frecuentemente, en la reductora. Los motores eléctricos giran a revoluciones muy altas (a menudo más de 10.000 RPM), y necesitan una caja de engranajes (la reductora) para disminuir esa velocidad y aumentar el par antes de transmitir la potencia a las ruedas. Estos engranajes necesitan lubricación para funcionar suavemente, reducir la fricción, disipar el calor y prevenir el desgaste.
Los lubricantes utilizados en estas reductoras son muy diferentes de los aceites de transmisión automática (ATF) o manuales convencionales. Deben tener propiedades específicas:
- Viscosidad extremadamente baja: Para reducir las pérdidas de arrastre y optimizar la eficiencia en el uso de energía.
- Alta resistencia pelicular: Para proteger los engranajes sometidos a altos pares, especialmente en arranques.
- Buenas propiedades térmicas y de oxidación: Para soportar las temperaturas generadas y tener una larga vida útil.
- Propiedades dieléctricas En algunos diseños donde el lubricante puede entrar en contacto con componentes eléctricos, debe ser aislante.
- Compatibilidad con materiales: No deben atacar los materiales específicos utilizados en los componentes eléctricos y electrónicos cercanos (cobre, polímeros, etc.).
Al igual que el refrigerante, el intervalo de cambio de este lubricante varía según el fabricante, y algunos incluso lo consideran un fluido «de por vida», aunque siempre es recomendable verificarlo en las revisiones periódicas. Utilizar un lubricante inadecuado puede causar daños en la reductora o afectar la eficiencia.
Líquido lavaparabrisas

Este es el único líquido que tiene la misma consistencia que el de un vehículo de combustión. Su función es mantener el parabrisas limpio para una buena visibilidad. Simplemente hay que rellenar el depósito cuando sea necesario con un líquido limpiaparabrisas adecuado, preferiblemente uno que no se congele en invierno.
¿Cuándo revisar y cambiar los fluidos?
La solución sencilla es: siempre adherirse al plan de mantenimiento establecido por el fabricante del automóvil.. Cada modelo puede tener requisitos ligeramente diferentes. Sin embargo, como guía general:
- Líquido Refrigerante Batería: Revisar nivel en cada mantenimiento anual (si es accesible). El cambio suele ser cada varios años o muchos kilómetros (ej. 120.000-170.000 km), pero consultar manual.
- Líquido de Frenos: Revisar nivel periódicamente. Cambiar cada 2 años aproximadamente, independientemente del kilometraje, debido a la absorción de humedad.
- Lubricante Reductora: Revisar nivel en mantenimientos programados. El cambio es menos frecuente, a menudo a intervalos kilométricos muy altos o considerado «de por vida», pero verificar especificaciones del fabricante.
- Líquido Limpiaparabrisas: Rellenar según necesidad.
Es crucial utilizar siempre los fluidos específicos recomendados por el fabricante. Usar un refrigerante o lubricante incorrecto puede causar daños graves y costosos, potencialmente anulando la garantía.
Conclusión: Un Mantenimiento Diferente, pero Necesario
Si bien los coches eléctricos requieren un mantenimiento de fluidos mucho menor y diferente al de los vehículos de combustión, no están exentos de él. El líquido refrigerante de la batería, el líquido de frenos y el lubricante de la reductora son componentes vitales que necesitan atención periódica para garantizar la seguridad, el rendimiento óptimo y la longevidad del vehículo, especialmente de su costosa batería. Ignorar estas revisiones puede llevar a problemas serios, incluyendo la necesidad de una reparación de batería de coche eléctrico o la sustitución del módulo de batería. Consultar el manual del propietario y seguir el plan de mantenimiento recomendado por el fabricante, acudiendo a talleres cualificados, es la mejor manera de disfrutar de nuestro VE con total tranquilidad.
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